Retiros de Emaús / Effetá
Una experiencia de reencuentro
Retiro Effetá para jóvenes
11-13 de Noviembre de 2022.
Retiro de Emaús para Mujeres
28-30 de Octubre de 2022
Retiro de Emaús para hombres
25 - 27 Noviembre de 2022
si tienes interés en participar puedes ir reservando esta fecha y enviándonos tu nombre y teléfono para contar contigo al mail de la parroquia: sfa981144555@gmail.com
Contacto:
Emaús mujeres: emausmujeresfranciscanos@gmail.com
Emaús Hombres: emaushombresfranciscanos@gmail.com
¿Qué es un retiro de Emaús?
Se trata de una cita personal e íntima con Dios. Para conocer y reconocer su AMOR por ti. A lo largo de un fin de semana, los caminantes, (personas que haceis el retiro), os encontraréis con EL, descubriréis el Inmenso Amor que tiene a cada uno de vosotros, a cada persona que camina contigo. Descubriréis el extraordinario Don que es Dios en tu vida, y al reconocerle, el corazón arde por saberte amado de Dios.
Los Retiros de Emaús están basados en el pasaje bíblico del evangelio según San Lucas, capítulo 24, versículos 13-35, donde dos discípulos se dirigen a un pueblo llamado Emaús, cerca de Jerusalén. Por el camino van hablando de todo lo que ha pasado en Jerusalén. Mientras hablan, Jesús mismo se acerca y comienza a caminar con ellos, pero no le conocen. Al caer la noche ellos le invitan a quedarse; cuando ya están sentados a la mesa, toma en sus manos el pan, y dando gracias a Dios, lo parte y se lo da. En ese momento se les abren los ojos y reconocen a Jesús que ha resucitado.
Los Retiros de Emaús nacieron en Miami hace 35 años y están en España desde el 2009. Comenzaron en Madrid, y llegaron a Galicia el pasado año 2018, con la aprobación y presencia de nuestros obispos de Santiago.: D. Julián y D. Jesús.
Da igual si estás ahora mismo alejado de Dios y de su Iglesia o si tienes un fe cuidada. El Amor de Dios está esperándote en un Retiro de Emaús. Los Retiros de Emaús se llevan a cabo para todo el mundo, promovidos por una parroquia. Está preparado por laicos y para laicos, bajo la supervisión del párroco o sacerdote responsable del retiro. Hay charlas, oración, compartir de grupo, música, interiorización y testimonios de fe de personas laicas que nos muestran cómo su vida se ha ido transformando.
Si tienes entre 18 y 30 años,
Vente a Effetá esta primavera.
El Papa Francisco sobre Emaús:
- En el encuentro con el episcopado brasileño (Arzobispado de Río de Janeiro, Sábado 27 de julio de 2013): El icono de Emaús como clave de lectura del presente y del futuro.
Es el misterio difícil de quien abandona la Iglesia; de aquellos que, tras haberse dejado seducir por otras propuestas, creen que la Iglesia -su Jerusalén- ya no puede ofrecer algo significativo e importante. Y, entonces, van solos por el camino con su propia desilusión. Tal vez la Iglesia se ha mostrado demasiado débil, demasiado lejana de sus necesidades, demasiado pobre para responder a sus inquietudes, demasiado fría para con ellos, demasiado autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje rígido; tal vez el mundo parece haber convertido a la Iglesia en una reliquia del pasado, insuficiente para las nuevas cuestiones; quizás la Iglesia tenía respuestas para la infancia del hombre, pero no para su edad adulta. El hecho es que actualmente hay muchos como los dos discípulos de Emaús; no sólo los que buscan respuestas en los nuevos y difusos grupos religiosos, sino también aquellos que parecen vivir ya sin Dios.
Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en la noche de ellos. Necesitamos una Iglesia capaz de encontrarlos en su camino. Necesitamos una Iglesia capaz de entrar en su conversación. Necesitamos una Iglesia que sepa dialogar con aquellos discípulos que, huyendo de Jerusalén, vagan sin una meta, solos, con su propio desencanto, con la decepción de un cristianismo considerado ya estéril, infecundo.
La globalización implacable y la intensa urbanización, a menudo salvajes, prometían mucho. Muchos se han enamorado de sus posibilidades, y en ellas hay algo realmente positivo, como por ejemplo, la disminución de las distancias, el acercamiento entre las personas y culturas, la difusión de la información y los servicios. Pero, por otro lado, muchos vivencian sus efectos negativos sin darse cuenta de cómo ellos comprometen su visión del hombre y del mundo, generando más desorientación y un vacío que no logran explicar. Algunos de estos efectos son la confusión del sentido de la vida, la desintegración personal, la pérdida de la experiencia de pertenecer a un "nido", la falta de hogar y vínculos profundos.
Y como no hay quien los acompañe y muestre con su vida el verdadero camino, muchos han buscado atajos, porque la «medida» de la gran Iglesia parece demasiado alta. Hay aun los que reconocen el ideal del hombre y de la vida propuesto por la Iglesia, pero no se atreven a abrazarlo. Piensan que el ideal es demasiado grande para ellos, está fuera de sus posibilidades, la meta a perseguir es inalcanzable. Sin embargo, no pueden vivir sin tener al menos algo, aunque sea una caricatura, de eso que les parece demasiado alto y lejano. Con la desilusión en el corazón, van en busca de algo que les ilusione de nuevo o se resignan a una adhesión parcial, que en definitiva no alcanza a dar plenitud a sus vidas.
La sensación de abandono y soledad, de no pertenecerse ni siquiera a sí mismos, que surge a menudo en esta situación, es demasiado dolorosa para acallarla. Hace falta un desahogo y, entonces, queda la vía del lamento. Pero incluso el lamento se convierte a su vez en un boomerang que vuelve y termina por aumentar la infelicidad. Hay pocos que todavía saben escuchar el dolor; al menos, hay que anestesiarlo. Ante este panorama hace falta una Iglesia capaz de acompañar, de ir más allá del mero escuchar; una Iglesia que acompañe en el camino poniéndose en marcha con la gente; una Iglesia que pueda descifrar esa noche que entraña la fuga de Jerusalén de tantos hermanos y hermanas; una Iglesia que se dé cuenta de que las razones por las que hay gente que se aleja, contienen ya en sí mismas también los motivos para un posible retorno, pero es necesario saber leer el todo con valentía. Jesús le dio calor al corazón de los discípulos de Emaús