Hay más de 40 pasajes de la Biblia que asocian las cenizas con el dolor, el duelo o el arrepentimiento. En tiempo del Antiguo Testamento, la gente las usaba como símbolo de penitencia. Se sentaban sobre las cenizas, se la tiraban por encima y hasta las mezclaban con su comida. Hacían esto como signo externo de su actitud interior de arrepentimiento. Daniel 9, 3-6 por ejemplo. O Juan 9, 6 donde Jesús cura al ciego de nacimiento con barro.
Particularmente me resulta significativo Éxodo 9, donde Moisés arroja ceniza sobre Faraón.
Dice hoy el Papa Francisco: "Hay una invitación que nace del corazón de Dios, que con los brazos abiertos y los ojos llenos de nostalgia nos suplica: ‘Vuelvan a mí con todo corazón’ (Jl 2,12). Vuelvan a mí. La cuaresma es un viaje de regreso a Dios. Cuántas veces, ocupados o indiferentes, le hemos dicho: ‘Señor, volveré a Ti después... Espera. Hoy no puedo, pero mañana quizá empezaré a rezar y a hacer algo por los demás’. Y así un día tras otro ¿no? Ahora Dios llama a nuestro corazón. En la vida tendremos siempre cosas que hacer y excusas para dar, pero hermanos y hermanas, ahora es tiempo de regresar a Dios.".
En Éxodo 9:
Moisés es la libertad, la promesa de Dios de una tierra verde donde adorar y dar gracias a Dios. Donde vivir sin esclavitudes, confiando en la Providencia de Dios que hace llover sobre malos y buenos.
Faraón es el desierto y la opresión, Es también la ambición que hay dentro de ti y que te tiene trabajando como un esclavo. Que solo te deja tiempo para seguir ambicionando, y buscando la gloria de Egipto para ti mismo.
Moisés soy yo cuando pienso en mi pueblo. Cuando escucho la voz de Dios que me envía a servir a mi pueblo.
Faraón soy yo cuando solo escucho mi propia voz que me pide buscar mi gloria, mi bien, mi nevera, mi cuenta, y todo lo que me engorda solo a mí.
Moisés soy yo cuando deseo vivir en armonía con mi pueblo y con mi Dios
Faraón soy yo cuando deseo vivir para mí mismo y veo a todos como una amenaza para mis objetivos personales
El Miércoles de ceniza empieza la Cuaresma, un tiempo en que nos paramos a evaluar en qué estado se encuentra nuestra relación con Dios, con la vida, con la comunidad. Y nos planteamos alguna mejora.
El Miércoles de ceniza se invita al Moisés que hay en ti, a arrojar ceniza sobre el Faraón que no te deja ni a sol ni a sombra. Tú deseas adorar a Dios, ser libre y feliz, vivir sencillamente en comunión. La Cuaresma es un tiempo para crecer y dejar atrás tu ambición y tus grandezas, para encontrar tu propia verdad, tal como eres ante Dios.
El sacramento propio de este tiempo es la CONFESION. para ayduarte a dejar atrás lo que está frenando tu conversión y tu confianza.
Las cenizas son una expresión externa de la voluntad de mirar hacia Dios en adelante.
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