Franciscano
Por unos días
o por una vida...
Desde los principios de la Orden hemos crecido con un instinto de rebeldía que nos impide conformarnos con lo que hay si podemos hacer las cosas mejor. Por eso en el seno de la Orden franciscana ha habido innumerables reformas volviendo a la pobreza original, a la fraternidad original. Críticos desde dentro, queremos una Iglesia más sencilla, una Orden más asentada en los caminos que en la sociedad del bienestar.
Una de las dudas de Francisco de Asís era si debía dedicarse a la oración para salvar su propia alma, o a la predicación para anunciar el Amor de Dios. A través de Fr. Rufino y de la Hermana Clara le llegó la misma respuesta: No es para nosotros mismos para lo que estamos en esta misión sino para anunciar por montes y caminos, por ciudades y desiertos que Dios está aquí y nos ama. Si se pierde lo que se retiene y se gana sólo lo que se da... dejémonos llevar
Una visión franciscana de la vida... es la que nos aporta la confianza de sabernos en manos de Dios, la humildad de saber que somos lo que somos ante Dios y no más, la serenidad que da el saber que todos andamos buscando la misma felicidad aún por caminos diferentes, que todas las gentes son capaces de ser buenas aunque se llamen enemigos. Ser franciscano es ir por la vida viendo la mano de Dios en todo cuanto acontece y cuanto existe, y llevando la Paz y el Bien en Su nombre.
Vivimos en comunidades de al menos tres hermanos. Sin embargo, a diferencia de los monjes, nosotros trabajamos fuera de nuestros conventos, cada uno en lo que sabe hacer, como recomendó el mismo San Francisco, para vivir de nuestro trabajo y trabajando en coherencia con nuestra opción de vida. Somos hermanos de vocación, que compartimos un proyecto y mucha inquietud. Ésta es nuestra mayor riqueza
Si quieres ser franciscano... Busca una comunidad franciscana en tu región... y bienvenido a casa! + info en : fraydino@yahoo.es
¿La casualidad? ¿la vida? ¿la belleza de un amanecer? ¿la fuerza de la realidad? ¿un golpe de la vida? ... el Amor de Dios llenó mi corazón de sed, me dió a intuir la libertad que hay en ser lo que soy ante Dios y no más. Un día comencé a preguntarme quién puede conducir el viento, dirigir el curso de las aguas, quién puede hacer crecer la hierba y quién enseña a las alondras a volar; Y descubrí que todo afán es vano si no lo mueve el amor. ¿Por qué no lo intentamos?
donde haya odio que yo ponga amor, donde haya ofensa, que yo ponga perdón... ... pero Señor, no me dejes sólo, lléname las manos de hermanos para que haya en el mundo más amor que odio, más perdón que ofensas, más unión que discordias, más verdad que error o confusión, más luz que tinieblas, más alegría que tristeza...
Desde los comienzos de la Orden, Francisco de Asís comprendió que no habíamos sido llamados para nuestra propia salvación sino para recorrer los caminos y anunciar a Cristo, pobre y crucificado. Esta misión nos es encomendada a través de la Iglesia, que nos coloca de modo acorde a cada tiempo y lugar. Tenemos obras propias -colegios, albergues, ...- al servicio de la Iglesia y otras obras de la iglesia -parroquias,...- que acogemos como servicio a cada persona que Dios pone en nuestro camino.
La pobreza es la entrega de nuestro tiempo, presente y futuro: vivir sin propio para enriquecer a los demás, humana y cristianamente. Miles de hermanos están sirviendo a la Iglesia, lejos de su tierra, sin más recompensa que la alegría de las personas con las que convivimos.
Sé Franciscano