Modestia es más que el pudor o guardar las formas y las apariencias. Es ser consciente de nuestra responsabilidad para con nosotros y para con los demás.

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Hablamos de PUDOR, Hablamos de saber estar, Hablamos de saber vestir, Hablamos de ser un EJEMPLO para los demás, un ejemplo y testimonio de las virtudes que, como cristianos, decimos vivir.

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Dentro y fuera de casa, con mis amigos o con desconocidos, ante aquellos a quienes yo influyo y ante aquellos a quienes yo reconozco,... ser siempre lo que soy, y elegir SER un buen ejemplo para todos.

Ser lo que somos sin necesidad de presumir ​

ni aparentar SER MAS DE LO QUE SOMOS.

¿Qué hacer cuando llega el momento de elegir tu ropa, tu apariencia, tu IMAGEN que quieres dar a los demás? No hay nada malo en realzar la belleza, la buena presencia; sin embargo, los problemas surgen cuando tu vestir, tu apariencia, tu imagen se usa para provocar emociones que no son verdaderas. Como seguidor/a de Cristo, tú tienes la responsabilidad de comunicar, también con tu imagen, la primacía de los valores cristianos, la fraternidad, la comunidad, el ser todos uno, frente al destacar como el mejor cuando en realidad eres uno más.

  De este modo ayudaremos a todos los que nos rodean a valorar la humildad, la sencillez, la castidad, la preocupación por el bien común frente a destacar como el mejor, el más guapo, el más prometedor, etc. 

   Que los demás vivan los valores cristianos, la pureza y la sencillez, es RESPONSABILIDAD de TODOS.
  Estamos llamados a adoptar la actitud de vida que propone San Pablo, viviendo de modo que no hagamos caer a neustros hermanos en la tentación del poder, del placer, del egoísmo, etc...

   “La belleza en el exterior no entra en el alma
Pero la belleza del alma se refleja en el rostro”
Arzobispo Fulton J. Sheen
 

Por lo tanto, usa esta regla de oro cuando estás eligiendo  tu apariencia. Si tu corazón te cuestiona que tu imagen no corresponde a la humildad que la comunidad necesita para la integración de todos por igual: escúchale. Antes de escoger tu imagen, preguntate qué opinaría tu madre, tu mejor amigo, tu párroco. Como la honestidad requiere una buena dosis de humildad, te va a ayudar a elegir la ropa digna, la imagen más humilde, propia de un/a hij@ de Dios.
 

   Puedes creer que puedes vestirse como te dé la gana, más o menos sexy, mientras no hagas nada malo. Es fundamental que seas consciente de no mentir, de no provocar, de no exagerar, de no aparentar más de lo que realmente eres.

  La honestidad exige que tu imagen refleje tus intenciones. Por este motivo, el pudor no está solamente relacionado con la ropa que llevas, es una virtud que influye en todo, desde la forma de estar en sociedad, hasta las conversaciones que aceptas tener o provocar.

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  Dios te ha confiado la misión de ser maestro/a de tu propio interior, de lo que de Dios hay en ti.  Es necesario que los que te rodean sepan ver la inviolabilidad de tu ser, la dignidad y el respeto que reclamas, y debes reclamar como Hij@ de Dios.

  

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