Del amor y el desamor
en la parroquia
Franciscanos Coruña
Lo contenido en esta página parte de un esfuerzo por dar respuesta a una necesidad parroquial, con necesidades reales y siempre distintas. Si en algún momento o texto o acción ves algo que pueda no ser acorde a Nuestra Madre Iglesia, o a la lógica del amor fraterno agradecemos cualquier sugerencia o corrección: fraydino@yahoo.es

¿Puedo recibir los sacramentos?
En principio sí.
Si eres católic@ separad@ o divorciad@ y no te has vuelto a casar sin la declaración de nulidad, tú puedes estar en pleno estado de gracia y participar en la eucaristía y recibir los sacramentos.
La enseñanza católica sobre el divorcio y el nuevo matrimonio es que todos los matrimonios se consideran válidos sacramentalmente salvo que se pruebe lo contrario en un proceso de anulación. Por lo tanto, el nuevo matrimonio sin un previo decreto de nulidad supondría para la persona el tener dos espos@s.
Si estás en esta situación, la Iglesia no te permite recibir la Sagrada Comunión, pero esto no significa que no puedas participar en la Eucaristía, ya que eres un miembro importante en nuestra comunidad.
En la parroquia tienes quien te puede ayudar a iniciar un proceso de anulación, y si éste no es posible, a encontrar tu sitio en la parroquia.
Si estás separado o divorciado y vuelto a casar, vente por la sacristía y lo hablamos. Pues una norma general tiene que decir que NO para evitar excesos. Pero tenemos que dilucidar si tu matrimonio ha sido destruido por razones egoístas y contra tu voluntad; o has sido abandonado por tu cónyuge quien ha querido liberarse de sus obligaciones de casado.
Si tu no estás casado de nuevo, pero vives una relación con otra persona distinta de tu esposo/a tú estás obligado a recibir el sacramento de la confesión, haciendo propósito de enmienda, para poder recibir la comunión. Y esto es algo que debe aplicarse toda persona sea cual sea su estado.
En el caso de la persona que viene a casarse con una persona divorciada de un matrimonio no anulado, habla el tema personalmente con un sacerdote para ver la situación.