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Franciscanos Coruña.       www.graciasporexistir.org

Dichos evangélicos que usamos en nuestro lenguaje habitual

Sepulcros blanqueados


            Se aplica a la persona que es hipócrita o no es de fiar, que parece por fuera un hermoso sepulcro todo limpio y blanqueado aunque en su interior no contenga sino lo peor que se pude contener, un cadáver.

            La expresión es usada por Jesús como una de las siete maldiciones con las que obsequia a escribas y fariseos que aparentan vivir lo que no viven. “¡Ay de vosotros…!”,

            “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de muerte e inmundicia!” (Mt. 23, 27-28).


El beso de Judas

            Alude a la hipocresía. “Beso de Judas” es el que da una persona a otra a la que no ama, antes al contrario, envidia u odia, y se utiliza, por extensión, a todas aquellas situaciones en las que aunque no medie propiamente un beso, uno se presenta cercano cuando en realidad quiere el mal del otro.  Es la traición disfrazada de amor.

Ofrece la otra mejilla.


            Expresión con la que se indica que tras una agresión que te han hecho tú no sólo no responden de la misma manera, sino que aún te ofreces para más ayudar, para servir. Es llevar a la vida la visión franciscana según la cual todo el mundo puede ser bueno si tú le das otra oportunidad.

            “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, rogad por los que os difaman. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, ofrécele también la túnica” (Lc. 6, 27-29).



Ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en tu propio ojo

            Dícese de quien reprocha a los demás un defecto que él mismo tiene, y posiblemente en mayor medida. 
            “¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: ‘Deja que te saque la brizna del ojo’, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás sacar la brizna del ojo de tu hermano” (Mt. 7, 3-5).



Hay más alegría en dar que en recibir

            “En todo os he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: ‘Mayor felicidad hay en dar que en recibir’” (Hch. 20, 35)

            

“Nadie es profeta en su tierra”.


            Expresa la dificultad de ser rconocido o tener autoridad antes quienes te conocen desde siempre y saben de todos tus defectos. 
           Él les dijo: ‘Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaún, hazlo también aquí en tu patria’. Y añadió: ‘En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria’” (Lc. 4, 16-24)


“Al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios”.

         “Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en alguna palabra. Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle: ‘Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas. Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?’ Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: ‘Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Mostradme la moneda del tributo’. Ellos le presentaron un denario. Y les dice: ‘¿De quién es esta imagen y la inscripción?’ Dícenle: ‘Del César’. Entonces les dice: ‘Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios’. Al oír esto, quedaron maravillados, y dejándole, se fueron”. (Mt. 22, 10-15)



Mateo 7:20 Así que, por sus frutos los conoceréis



     Repetimos esta expresión cada vez que queremos afirmar el valor de algo, de alguién, sin más necesidad de explicaciones que lo que el mismo hecho o persona deja ver como fruto de su trabajo.



Dad y se os dará


            “Dad y se os dará; Porque con la medida con que midáis se os medirá” (Lc. 6, 38)


No juzguéis y no seréis juzgados

            “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados” (Lc. 6, 36-37)


Muchos son los llamados y pocos los escogidos

             “Porque muchos son llamados, y pocos los escogidos” (Mt. 22, 1-14)



El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra


          Juan es el único evangelista que recoge el pasaje de la “mujer adúltera”, en el que Jesús salva a una mujer sorprendida en adulterio de ser lapidada de acuerdo con la Ley de Moisés, -y más concretamente con el libro del Levítico donde dice: “Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, serán castigados con la muerte: el adúltero y la adúltera” (Lv. 20, 10)- con una de sus frases más certeras e inolvidables.

            “Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?» ...Jesús se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.» Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos". (Jn. 8, 1-11).



Colar el mosquito y tragarse el camello


                 En el Evangelio es una más de las terribles maldiciones que expresa Jesús contra los fariseos, a los que reprocha precisamente fijarse en los aspectos más nimios y tangenciales de la Ley mosaica en detrimento de los verdaderamente importantes.  Mateo pone en boca de Jesús las siguientes palabras:

            “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!” (Mt. 23, 23-24).



Echar margaritas a los cerdos


           “No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen con sus patas” (Mt. 7, 6).


Cada día tiene su afán


            “Cada día tiene su afán” es una idea en la que Jesús abunda numerosas veces a lo largo del Evangelio, y que más de una vez utiliza como antídoto de la codicia.

            “Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. A cada día le basta su propio afán” (Mt. 6, 34).



Por sus frutos los conoceréis

            “Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis” (Mt. 7, 18-20).



 

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