Franciscanos Coruña. www.graciasporexistir.org
Oración de la Mañana. Encuentros de BoaXente.
Herbón, sábado 28 de Diciembre de 2013
(Para recitar todos juntos: )
1.- Padre nuestro que estás en la parroquia
En los niños, en los padres, en los catequistas,
En cuantos cargan diariamente a la espalda su mochila
De inquietudes, de proyectos, de expectativas,
Santificado sea tu nombre
Que todos tengan la gracia
De conocer que Tú eres Padre;
Danos el don de vivir y transmitir
la necesidad de encontrarse conTigo
porque Tú nos llenarás de Vida.
Venga a nosotros tu Reino,
la sabidurÃa de conocer tus caminos,
la certeza de sabernos tus hijos,
la alegrÃa de vernos mejores dÃa a dÃa,
la dicha de ser más hermanos que ayer.
Hágase tu voluntad,
asà en la parroquia como en la vida.
Que cada hora, cada tarea, cada jornada escolar
Sean un paso adelante
En nuestro encuentro contigo,
En nuestro crecer como personas,
En nuestro ser y vivir
Como cristianos y como franciscanos,
y seamos cada dÃa más tuyos,
más nosotros mismos.
Danos, Señor, la entrega necesaria
para mantenernos ‘en camino’,
para vivir y proponer tu evangelio,
para trabajar según tu voluntad,
para ser felices en tu nombre.
Si algún dÃa olvidamos lo aprendido
si buscamos seguridades lejos de Ti,
si otros dioses nos llevan por otros caminos
o si un dÃa dejamos de buscarte…
perdónanos, Señor,
y déjanos caer, parar, recordar,
volver al camino que nos devuelva a Ti.
No nos dejes caer en nosotros mismos,
No permitas que se apague la inquietud
que nos tiene hoy en tu búsqueda.
LÃbranos del cansancio o de la monotonÃa
LÃbranos, por siempre, de perder la alegrÃa. Amén
(Para leer un lector: )
2.-Texto Franciscano: Encuentro
’No hay peor cosa que la instalación -pensaba Francisco-. En el campo abierto, en la arena del combate es donde el hombre se fortalece’. Por eso Francisco no retenÃa por mucho tiempo a sus hermanos. Muy pronto los soltaba a los caminos abiertos del mundo porque sabÃa que sin batalla no hay fortaleza y que la madurez es fruto de muchas heridas. Y dijo a sus hermanos: ‘¿Qué quiere el Señor de todo esto? Sin duda quiere librarnos de la tentación de la instalación. ¿No decimos todos los dÃas que somos peregrinos y extranjeros en este mundo? Recordad, pues: donde hay instalación hay seguridad y donde hay seguridad, no hay pobreza. No busquéis otra seguridad que el saberos amados del AltÃsimo’.
Ante la insistencia de Rufino por querer saber dónde, como y cuándo encontrar a Dios, Francisco le responde:
«Dios es, eso nos basta. Y eso nos hace libres. ¿Comprendes?, Si supiéramos adorar nada podrÃa verdaderamente turbarnos: atravesarÃamos el mundo con la tranquilidad de los grandes rÃos».
(Francisco de AsÃs, el Buenagente)
(Para leer un lector: )
3.-Signo: un corazón preparado
El momento del encuentro no tiene una hora fija, y muy pocas veces acontece en el lugar que habÃas previsto con anterioridad; puede estar al final del camino pero también en su inicio; Como dice el libro de los Proverbios, nadie conoce el camino del viento, ni la hora de su llegada; esto hace más urgente el estar preparado por si el Encuentro tiene ya su momento.
(Para leer un lector: )
4.-Lectura del Evangelio según Juan 13,12-16
"Vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros.
(Para leer un lector: )
5.-Una palabra del que dirige Para resumir el sentido de todos los textos: fundamentalmente nuestra misión (y la de nuestros grupos) de servir a los hombres y mujeres que asoman por la parroquia, como hijos amados de Dios, para los que Dios tiene un proyecto personal, que nosotros debemos ayudarles a descubrir/encontrar y también respetar/personalizar.
Oración final.
Tú no fuerzas una flor a que abra, la flor la abre Dios,
tú la plantas, la riegas, la resguardas, lo demás lo hace Dios.
Tú no obligas a un amigo a que te ame, el amor lo da Dios,
tú le sirves, le ayudas, en ti la amistad arde, lo demás lo hace Dios.
Tú no obligas a un alma a que crea, la fe la da Dios,
tú obras, trabajas, confÃas y esperas, lo demás lo hace Dios.
Tú no transformas a un niños según tu parecer; la madurez/plenitud la da Dios
Tú dedicas tu tiempo, entregas tu saber, transmites tu vivir, lo demás lo hace Dios.
Daños, Señor, el amor necesario para cuidar, sin condiciones, cada semilla que Tú pones en nuestras manos, y danos también la sabidurÃa y paciencia suficientes para saber esperar/vislumbrar tu momento, como esperan el sol y la lluvia a que toda semilla dé su propio fruto.